19 de septiembre de 2017

De aquellas cenizas, estos rescoldos. (Reflexión de Marcus)

Es impresionante cómo se dilata el tiempo. Apenas hace unas horas que se desmontó en el Price y lo que fueron 3 semanas de travesía parece que fueron 3 meses. Tengo la sensación de salir de un sueño. De haber conocido a todos los artistas componentes de esta tripulación desde hace muchos años. Ya siento una profunda nostalgia. Y una inmensa satisfacción. El reencuentro con Javier, Marisa y el equipo que conforma Carampa, después de tantos años, abre otra perspectiva. Valores y sentimientos renovados. Son muchos años en la brecha luchando por el circo. Muchos los puntos de vista, las desavenencias y los criterios, pero a fin de cuentas todos navegamos en el mismo barco y esa es la lección que saco de toda esta experiencia: En un verso de Teresa de Jesús: “La paciencia todo lo alcanza”.



Esta experiencia tan profunda y al mismo tiempo tan breve, ha sido excepcional. Raro es llegar tan lejos en tan poco tiempo. La suerte ha estado de nuestro lado desde el principio. Hemos tenido mucha suerte.

Juntar a diez artistas, de diversas nacionalidades que apenas se conocen entre ellos con un director que no conocen en un espacio que para algunos era desconocido y lanzarnos en un salto al vacío requiere mucha fe. Y esa confianza la sentí desde el primer día. Sin esa capacidad de entrega y esa confianza no haríamos logrado hacer lo que hemos hecho. Y digo “hemos hecho” por que el show final que habitó la arena del Price lo hicimos entre todos. No venía impuesto desde una cabeza dirigente, sino que ha sido producto de un pensamiento común. Hemos logrado crear un cerebro común, un pensamiento único de toda la compañía. Es el ideal que nos sugiere Peter Brook. Un solo cerebro nacido de todos los componentes. Un pensamiento único que nos lleva hacia una creación única que es de todos.

Yo no tenía ni las más remota idea de cómo iba a ser el espectáculo. Es más, eso me producía una gran inquietud y me estresaba. Hasta que pensé en la idea primigenia de lo que es el proyecto Crece: Un laboratorio de creación. No importa el resultado. Lo importante es el proceso. Lo importante es tener calma. No se puede correr en un proceso creativo. Se invierte el tiempo que haga falta en la búsqueda. Con calma. 


Tenía los cuatro pilares para afrontar el trabajo: Los 10 poemas de Prèvert, el libro de fotografías de Jan Saudeck, las músicas de Bellamy y las disciplinas circenses de los 10 artistas. ¡Volcando todo esto en el crisol tenía que salir un metal precioso!

Y la calma vino. La carpa nos acogió como un seno materno. Protegidos entre sus mástiles y con la intimidad necesaria para desnudarnos brotaron los primeros versos… “sabanas blancas en un lecho…” a coro tejieron movimientos con el eco de sus voces y saltaron los primeros peces de colores. Todos habíamos comprendido.

La semana voló. Y ya teníamos un boceto de escaleta. Domingo desmontar y poner rumbo a Ávila. ¡Un grito en la noche y el niño en la vida! 


Parecía que todo lo anterior como pensamiento creativo entraba en contradicción. Se empezaba a sentir la presión. Un festival de circo. Un escenario nuevo que no es acogedor. Hemos perdido la intimidad. Cierto nerviosismo. Hay que mostrar un resultado. Todo resulta desconcertante. El reto en esta fase consiste en ver si funciona con el público lo que llevamos parido. Ver si funciona el invento. Poner a prueba los distintos números que hemos ido creando. Confirmar que estamos en el buen camino. A pesar de los inconvenientes que supone el escenario precario de Ávila, el frío y la hora tardía de actuar. No nos turbó y vio el público abulense la primera versión de WWW sobre su escenario. Con buena acogida, por cierto. Volvió a volar la segunda semana. De pronto era domingo y entrabamos al Price. ¿Ya? Ávila nos sirvió como laboratorio de pruebas con el público. Vimos lo que funcionaba y lo que no. Rápidamente hubo que transformar la escaleta. Lo que abría la función de allí pasaba a cerrar la de aquí… se cambiaban escenas de sitio. Aparecían escenas nuevas, personajes nuevos… todo se reubicaba. WWW empezaba a reposar, a cuajar.

Nunca perdí el escenario del Price de vista. Era nuestro objetivo final. Todo estaba a favor. Toda una pista a nuestros pies. El Price es el Bernabéu de los teatros circo de este país. Había que sacarle el máximo partido posible.

Las ideas de puesta en escena que había estado barajando por fin eran posibles. ¡Y apareció el Clown! Un nuevo reto. Sobre todo para Violette a quién le cayó la responsabilidad en apenas 3 días de meterse en la piel del personaje. Dudé mucho si lanzarnos o no. Y fue gracias a Macarena que en una reunión postuló: Es un laboratorio, pues hagámoslo. Probemos con el público. Y nos lanzamos. Qué razón tenía.


Y llegó el día, apenas tres desde nuestra llegada. El jueves se estrena What a Wonderful World. Un público carampero hizo temblar los cimientos del Price. Fue impresionante el rugir del público de las gradas. Esa energía nos dio fuerza, nos dio ánimos, nos acogió con alegría. Vimos la luz.
Se que los aplausos son muy gratificantes. Pero a mi lo que más me gratifica es ver el brillo en los ojos y la satisfacción de los artistas después del estreno. 

Aún nos quedaban 3 días de actuación. Seguimos ajustando luces, entradas y salidas… tránsitos.
Voló la tercera semana. Soñar… Despertar… ¿Ya? Si ya. Se acabó. Nos despedimos con el sentimiento de pertenecer a una familia de largo abolengo. Nos da pena dejar al niño solo en la vida. ¡What a Wonderful World!


Gracias a Zuska, a Leo y León, a Andreu, a Macarena, a Viloette, a Lissa, a Dani, a Isabella y a Ramona, a Saima (que no pudo estar). Nuestro elenco de artistas por su entrega y su confianza. Y por un trabajo magnífico.
Gracias a Sergio, mi sombra y ayudante de dirección.
A Fermín por sus desvelos con las luces y las sombras.
A Quim, por su entusiasmo y resolución en lo técnico.
Gracias a Javier por haberme brindado esta oportunidad y a todo el equipo de Carampa: Marisa, Oscar, Dubi…
Gracias a Donald y al Festival de Circo de Ávila por contar con el proyecto CRECE en su festival.
Gracias a teatro circo Price y a su equipo técnico que nos han acogido con mimos y profesionalidad.
Gracias a Carlos Bandrés por retratar los momentos eternos.

Gracias a todos. ¡Viva el CRECE! ¡Viva el CIRCO!